lunes, 18 de julio de 2011

-       Premios Nobel de los últimos años
  (Cela, Saramago, Günter Grass,
  Kertesz, entre otros).


Una ley (sí) escrita en los anales del Nobel reza que los premios deben ser entregados pura y exclusivamente en atención al mérito, literario en este caso, del galardonado y olvidando detalles como el del país de procedencia. Lo aclara el filántropo sueco en su ya famoso testamento: «Es mi expreso deseo que, al otorgar estos premios, no se tenga en consideración la nacionalidad de los candidatos, sino que sean los más merecedores los que reciban el premio, sean escandinavos o no».

Como todo en este premio, la máxima es también materia de polémica. Tanto es así que una de las acusaciones más corrientes que se le hace a la Academia es la de no favorecer a los escritores suecos: llevan en dique seco casi 30 años. La última ocasión fue en 1974, cuando los académicos tuvieron la ingeniosa idea de otorgarlo a Eyvind Jonson y Harry Martinson, ex aequo.

Como fuere, el deseo del inventor de la dinamita se cumple con cierto rigor. Un rigor que, por cierto, no se aplica con tanto énfasis en lo referente a la lengua natal de los premiados. De lo que sí suelen adolecer los miembros de la Academia es de cierta irrefrenable tendencia a participar en las operaciones políticas circundantes. La última, recientísima, tuvo como involuntario protagonista al hasta entonces desconocido novelista chino Gao Xingjian. Estos son, pues, los últimos ganadores.

1983 William Golding (Gran Bretaña)

El británico William Golding se dio a conocer en 1954 con “El señor de las moscas”, su afamada novela que fuera posteriormente llevada a la gran pantalla. Desde entonces, no ha cejado en su intento de fabular el dilema moral del ser humano cuando se enfrenta a situaciones extremas.

• 1984 Jaroslav Seifert (Checoslovaquia)


El compromiso con la libertad de su patria, refrendado por numerosos enfrentamientos con las autoridades, y un profundo amor a la poesía como expresión más refinada de la palabra, se funden en la obra del poeta praguense Jaroslav Seifert.

1985 Claude Simon (Francia)

Una soberana capacidad descriptiva, con la que indaga los límites últimos de sus narraciones, y la caracterización del destino colectivo en el recorrido individual de sus personajes son características que marcan la novelística del francés Claude Simon, miembro destacado del nouveau roman.

• 1986 Wole Soyinka (Nigeria)

Mucho, demasiado tiempo tardó la Academia sueca en conceder el primer Premio Nobel de Literatura a un escritor africano de raza negra, el nigeriano Wole Soyinka, exiliado en París a causa de una condena a muerte por parte del régimen de su país.


• 1987 Joseph Brodski (Estados Unidos)

La biografía de Joseph Brodsky repite la de muchos de sus contemporáneos: escritor soviético condenado a trabajos forzados que posteriormente se exilia en Estados Unidos. Sin embargo, su magnífica intuición poética le ha hecho destacar tanto que en 1987 se convirtió en el segundo escritor más joven en recibir el Premio Nobel.

• 1988 Naguib Mahfuz (Egipto)


Se le considera como un gran renovador de la narrativa árabe, históricamente ajena a lo que en Occidente conocemos como novela. Autor prolífico y riguroso, ha sufrido el acoso y la amenaza del integrismo islámico.

• 1989 Camilo José Cela (España)
El hasta ahora último premio Nobel de Literatura para España recayó en un autor que cultivó todos los géneros imaginables, desde el libro de viajes al diccionario comentado, en los que la nota común es su extraordinaria maestría verbal.


• 1990 Octavio Paz (México)

La calidad del notable poeta y ensayista mexicano se vio reconocida por la Academia sueca en 1990. Se cumplía así un hecho inédito: por segundo año consecutivo se concedía el más alto galardón literario a un autor de habla hispana.

• 1991 Nadine Gordimer (Sudáfrica)

Pese a haber escrito solo una novela enteramente dedicada a la injusticia del apartheid, toda la obra de esta narradora sudafricana está teñida de un fuerte compromiso político, solventado técnicamente a través de un lenguaje seco y conciso que no admite concesiones a la elocuencia.

• 1992 Derek Walcott (St. Lucia)

El caso de Derek Walcott es otra de las gratas sorpresas a las que nos tiene acostumbrados la Academia sueca. Este poeta y dramaturgo antillano, del que apenas se sabía en Europa hasta la concesión del Nobel, se encarga de retratar la sociedad caribeña con una fusión cultural de elementos que proporcionan universalidad a sus dramas y poemas.
• 1993 Toni Morrisson (Estados Unidos)

Más de medio siglo después, el Premio Nobel de Literatura vuelve a recaer en una escritora estadounidense. La novelista negra Toni Morrison se convierte así en la cabeza visible del movimiento literario afroamericano, para quien el tema central es captar la pérdida de identidad de los negros y las constantes amenazas sobre su patrimonio cultural.

• 1994 Kenzaburo Oé (Japón)

El segundo escritor nipón en recibir el Premio Nobel de Literatura creció en el Japón de la posguerra, entre el duelo general por el herido honor patrio y la llegada de nuevos tiempos, una tensión que Oé ha reflejado con maestría en su vasta producción.
• 1995 Seamus Heaney (Irlanda)

Un cuarto de siglo después del recibido por Samuel Beckett, el Premio Nobel de Literatura vuelve a la fértil Irlanda. El artífice de este acto de justicia es el poeta Seamus Heaney, cuyos versos alumbran el pasado y la geografía de uno de los rincones más prolíficos del mundo literario.

• 1996 Wislawa Szymborska (Polonia)

El crecimiento del trabajo poético de Wislawa Szymborska no se aleja de la evolución política que experimentara su país, Polonia. Forjada en el realismo socialista de la posguerra, sus versos, sencillos y no exentos de ironía, adoptarían posteriormente un tono más intimista y reflexivo.
• 1997 Darío Fo (Italia)
El día en que la Academia sueca resolvió otorgar el Premio Nobel de Literatura a Darío Fo, algunos analistas creyeron ver en la decisión “una declaración del fin de la literatura”. Como si alguna polémica le faltara por protagonizar a este dramaturgo y actor italiano de vocación provocadora.

• 1998 José Saramago (Portugal)

Este portugués amable y comprometido, amigo de España y vecino de Lanzarote, es el primer escritor luso en recibir el Premio Nobel. Un tardío reconocimiento para una literatura que ha dado infinidad de páginas memorables, muchas de ellas escritas por el autor de “La balsa de piedra” y “El evangelio según Jesucristo”.

• 1999 Günter Grass (Alemania)
Gracias a su sombría lucidez, el más genial de los escritores alemanes vivos supo reponerse a su participación activa en las juventudes hitlerianas, a la reunificación alemana que tanto combate y a los feroces ataques del grupo dominante de críticos de su país.

• 2000 Gao Xingjian (China)

Al primer Premio Nobel de Literatura para la lengua china tampoco le faltó polémica. Desconocido por entonces en español, Gao Xingjian fue el involuntario protagonista de un escándalo: a última hora los derechos de sus textos fueron vendidos a una editorial vinculada con uno de los académicos suecos.
• 2001 Vidiadhar Surajprasad Naipaul (Reino Unido)

Cuando la Academia emitió el fallo del Nobel de Literatura de 2001 muchos suspiraron aliviados. V. S. Naipaul era uno de esos eternos aspirantes que corría el riesgo de no dejar de serlo. Para otro viejo aspirante, el peruano Vargas Llosa, Naipaul es “el mejor escritor de lengua inglesa vivo”.
• 2002 Irme Kertész

La vida y la literatura del nuevo Premio Nobel, el escritor húngaro Irme Kertész, han sido marcadas por su experiencia en los campos de concentración del nazismo.

• 2003 John Coetzee

El escritor John Coetzee, en cuyas novelas se plasma la lucha contra la discriminación racial, se ha convertido en el segundo autor surafricano en alzarse con el Premio Nobel de Literatura.

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